
El 20 de febrero de 2025, Canadá anunció la designación de siete organizaciones criminales, incluidos cárteles de la droga mexicanos, como grupos terroristas. Esta decisión sigue la reciente acción de Estados Unidos, que el día anterior incluyó a seis cárteles mexicanos en su lista de organizaciones terroristas extranjeras.
El ministro de Seguridad Pública de Canadá, David McGuinty, declaró en Ottawa que “las organizaciones criminales internacionales, incluidos los cárteles, juegan un papel clave en la producción y distribución de fentanilo en Canadá”. Con esta medida, el gobierno canadiense busca dotar a las fuerzas de seguridad de herramientas adicionales para combatir estas amenazas y proteger a las comunidades locales.
La inclusión de estos cárteles en la lista de organizaciones terroristas implica el congelamiento de sus activos y propiedades en Canadá, además de prohibir a ciudadanos y residentes canadienses mantener relaciones comerciales con ellos. Aunque McGuinty negó que la medida haya sido coordinada con Estados Unidos, la sincronización de los anuncios sugiere una estrategia conjunta para abordar el problema del narcotráfico y sus efectos transnacionales.
En respuesta a estas acciones, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su desacuerdo, calificando la designación unilateral de los cárteles como organizaciones terroristas como una violación a la soberanía mexicana. Sheinbaum enfatizó que la relación con Estados Unidos y Canadá debe basarse en colaboración y coordinación, no en intervención. Además, anunció reformas constitucionales para endurecer las penas contra el tráfico de armas y limitar la injerencia de agencias extranjeras en asuntos internos de México.
Las implicaciones de estas designaciones son significativas. Por un lado, permiten a las autoridades de Estados Unidos y Canadá aplicar sanciones financieras más severas y utilizar herramientas legales adicionales para perseguir a estas organizaciones y a quienes las apoyan. Por otro lado, existe la preocupación de que estas acciones puedan tensar las relaciones diplomáticas con México y potencialmente abrir la puerta a intervenciones extranjeras en territorio mexicano, algo que el gobierno de Sheinbaum ha rechazado categóricamente.
Además, la designación de los cárteles como grupos terroristas podría tener repercusiones económicas, afectando a empresas y migrantes debido al aumento de restricciones y controles. Expertos advierten que esta clasificación podría complicar las relaciones comerciales y la cooperación internacional en materia de seguridad.
La decisión de Canadá de unirse a Estados Unidos en la designación de cárteles mexicanos como organizaciones terroristas marca un nuevo capítulo en la lucha contra el narcotráfico en América del Norte. Si bien estas medidas buscan debilitar a las organizaciones criminales, también plantean desafíos diplomáticos y económicos que deberán ser gestionados con cautela por las naciones involucradas.