
U.S. President Donald Trump speaks in the Oval Office, on the day he signs executive orders, at the White House in Washington, D.C., U.S. March 6, 2025. REUTERS/Evelyn Hockstein/2025-03-07 06:35:05/
Washington D.C., 11 de marzo de 2025 – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció hoy que a partir de mañana, 12 de marzo de 2025, se incrementarán los aranceles al acero y aluminio provenientes de Canadá, elevándolos a un 50%. Esta medida, que intensifica las tensiones comerciales con uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos, se presenta como una respuesta a lo que Trump ha calificado como prácticas injustas en el comercio transfronterizo y una estrategia para fortalecer la producción nacional.
El Motivo Detrás de la Decisión
El anuncio llega en un contexto de creciente presión por parte de la administración Trump para abordar preocupaciones relacionadas con la seguridad nacional y la competitividad económica. Fuentes cercanas a la Casa Blanca indican que el aumento arancelario responde, en parte, a las políticas energéticas de Ontario, Canadá, que han impuesto restricciones a las exportaciones de energía hacia Estados Unidos, afectando a industrias clave. Además, Trump ha reiterado su objetivo de reducir la dependencia de importaciones extranjeras, particularmente de metales que considera esenciales para la industria estadounidense, como el acero y el aluminio. En palabras del presidente: “Si lo hacemos en Estados Unidos, no necesitamos que lo hagan en Canadá. Queremos los empleos aquí”.
Esta no es la primera vez que Trump recurre a los aranceles como herramienta política y económica. Durante su primer mandato, ya había impuesto tarifas del 25% al acero y 10% al aluminio en 2018, argumentando que la sobreproducción global, especialmente de China, amenazaba la seguridad nacional. Ahora, el incremento al 50% contra Canadá parece ser tanto una represalia específica como parte de una estrategia más amplia para presionar a los socios comerciales y revitalizar la manufactura estadounidense.
Efectos Inmediatos y a Largo Plazo
La decisión tiene el potencial de generar ondas expansivas en ambos lados de la frontera. Canadá, que provee cerca del 50% del aluminio primario y un 23% del acero consumido en Estados Unidos, verá afectada su economía de manera significativa. Expertos advierten que este aumento arancelario podría interrumpir las cadenas de suministro integradas entre ambos países, elevando los costos para industrias estadounidenses como la automotriz, la construcción y la producción de bienes de consumo, que dependen en gran medida de los metales canadienses.
A corto plazo, los precios de productos que utilizan acero y aluminio —como automóviles, electrodomésticos y materiales de construcción— podrían aumentar en Estados Unidos, afectando a los consumidores y generando presiones inflacionarias. Por su parte, Canadá ya ha señalado que responderá con medidas retaliatorias, lo que podría escalar el conflicto comercial. El primer ministro Justin Trudeau calificó las tarifas como “inaceptables” y prometió una respuesta “firme y clara” para defender a los trabajadores y las industrias canadienses.
A largo plazo, los efectos son más inciertos pero potencialmente profundos. Si bien el objetivo de Trump es fomentar la producción doméstica de metales, analistas como Charles Johnson, de la Aluminum Association, señalan que la capacidad actual de las fundiciones estadounidenses no es suficiente para satisfacer la demanda interna. “Tomaría décadas y miles de millones de dólares en inversión para que Estados Unidos sea autosuficiente en metales”, afirmó Johnson en una declaración reciente. Esto sugiere que, lejos de reducir la dependencia externa, las tarifas podrían simplemente desplazar las importaciones hacia otros países, como Brasil o Corea del Sur, sin resolver el déficit estructural.
Además, el riesgo de una guerra comercial más amplia looms large. La Unión Europea y México, también afectados por tarifas previas, han advertido que no tolerarán medidas proteccionistas sin respuesta. Economistas estiman que un conflicto prolongado podría reducir el PIB estadounidense en un 0.2% a 1.3% en los próximos diez años, según modelos del Tax Foundation, afectando empleos y el crecimiento económico.
Un Futuro Incierto
El aumento de aranceles al 50% sobre el acero y aluminio canadienses marca un nuevo capítulo en la agenda comercial de Trump, caracterizada por el proteccionismo y la confrontación. Si bien puede generar beneficios políticos entre sus bases al proyectar una imagen de fortaleza económica, los costos a largo plazo —tanto para Estados Unidos como para sus aliados— podrían superar las ganancias. Mientras las negociaciones y las represalias se perfilan en el horizonte, el mundo observa cómo esta decisión reconfigurará el comercio global en los años por venir.